sábado, 24 de diciembre de 2011

¿Animales o personas?

Según se acercan los días de Navidad y Reyes distintas asociaciones protectoras de los animales hacen continuos llamamientos para que las mascotas no se conviertan en “regalos capricho” que terminen siendo abandonados o descuidados a los pocos meses.
Y mientras unos animales son regalos de Navidad otros reciben regalos por Navidad como si de seres humanos se tratasen. Y es que cada vez son más los animales que son tratados como personas por sus dueños, que los visten para salir a la calle, los calzan e incluso los disfrazan, lo que ha generado un gran negocio, sobre todo en internet.
Pero hay veces que esa personificación es llevada al extremo y las mascotas de algunos millonarios han recibido auténticas fortunas al morir sus dueños. El caso más reciente ocurrió este verano, cuando murió el diseñador Alexander McQueen y sus perros recibieron una herencia de 57.000 euros, una nimiedad si tenemos en cuenta que una pequeña chihuahua  llamada Conchita heredó de su dueña nada más y nada menos que 3 millones de dólares.
La pequeña Conchita, además, es propietaria de una mansión de 8 millones y cuenta con varias personas a su servicio. La dueña de la chihuahua, Gail Posner, falleció en marzo de 2010, pero antes de morir quiso asegurarse que el animalito que la había acompañado durante sus últimos años quedase en las mejores manos.
El hijo de Posner, Bret Carr, solo recibió un millón de dórales como herencia y se propuso recuperar lo que considera suyo llevando a Conchita ante los tribunales. Carr asegura que su madre tenía problemas psicológicos, consecuencia del mal trato ejercido por su padre, y que mimando a sus perros buscaba compensar lo que no había sido mimada ella.
Sea o no cierto lo que alega Carr, lo que es verdad es que hoy en día hay animales que viven como auténticos reyes y son poseedores de enormes fortunas porque para sus dueños eran mucho más que simples mascotas. Ya lejos de todo el lujo, en el día a día de la ciudad, también hay muchas mascotas que son tratadas como si fuesen humanos.
Lo que cabe preguntarse es si esa personificación de los animales es consecuencia del capricho humano, de la locura o del hecho de que, muchas veces, las mascotas son capaces de hacer que los humanos nos sintamos muy queridos y, en ocasiones y por desgracia, ese cariño animal supera al que algunas personas reciben por parte de otras.

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