Que el perro es el mejor amigo del hombre es un dicho conocido por todos, y quizá se deba a que estos animales muestran una capacidad inmensa para dar amor incondicional a aquellos que les prestan atención. Pero hay veces que esa bondad de corazón supera las barreras de lo habitual y esas mascotas a las que los humanos alimentamos y cuidamos pasan a cuidarnos a nosotros.
La mayoría de las personas que tienen un perro intentan que aprenda trucos con los que sorprender a sus amigos y los loros parlanchines son el entretenimiento de muchos. Sin embargo, los verdaderos actos sorprendentes que hacen los animales no están programados la mayoría de las veces.
Cada vez son más los casos que llegan a ser conocidos de perros y gatos entrenados para llamar a emergencias si ven a su dueño en peligro, como le ocurrió a Gary Rosheisen, un americano lisiado al que su gato salvó, llamando a emergencias al ver que su dueño sufría un ataque de apoplejía.
Como el caso de Gary hay cientos, pero si un acontecimiento dio la vuelta al mundo fue el protagonizado por un perro callejero en Santiago de Chile en 2008. El can se disponía a cruzar la carretera cuando vio que otro perro era atropellado por un coche, sin dudarlo se lanzó a la carretera ignorando a los coches y arrastró a su compañero hasta un lado de la calzada para evitar que fuese atropellado de nuevo.
Acontecimientos como este han provocado, incluso, que varios animales hayan recibido reconocimientos públicos y que, incluso, se hayan erigido estatuas en su nombre. Pero si un caso ha sido reconocido con creces es el de Blato, el husky que salvo de morir de difteria a cientos de niños de un pequeño pueblo de Alaska, tras llevar durante cientos de kilómetros los medicamentos que se necesitaban.
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