
Cada vez más centros de ayuda a discapacitados físicos y psíquicos ofrecen tepias con animales, ya que se están comprobando los inmensos beneficios que esto conlleva, tanto a nivel físico, como psicológico y emocional. En el caso de los caballos, son sobretodo las personas en silla de ruedas y los discapacitados psicológicos (muchos con síndrome de Down) los que disfrutan de su compañía como terapia.
Se han conocido casos de personas que, estando paralizadas de cintura para abajo, han aprendido a montar a caballo o han continuado haciéndolo al descubri, con asombro, que si estos animales no reciben las órdenes de las piernas (como suelen recibirlas) son capaces de aprender a obedecer a sus jinetes cuando éstos les dan órdenes con la voz.
Muchas personas con problemas de autismo también han sido tratadas con la ayuda de los caballos, animales con una gran paciencia y que parecen tener una enorme capacidad de empatía, lo que facilita que los pacientes se puedan ir acercando a su propio ritmo y, que rompiendo las barreras que tienen con el animal, rompan también algunas de las que tienen para relacionarse con otras personas.
Pero si alguien disfruta con creces de los caballos son las personas con síndrome de Down. Quienes sufren esta deficiencia se caracterizan, entre otras cosas, por tener una capacidad intelectual inferior a la media, pero también por su impresionante capacidad de amar. Las personas con síndrome de Down son tremendamente cariñosas y el trabajo con animales les permite expresar su cariño y aprender mucho autocontrol.
Vistos los enormes beneficios que la terapia con caballos conlleva, no es de extrañar que sean animales tan apreciados y es de esperar que continuen sorprendiendo con su inteligencia, su nobleza y su sensibilidad, que parecen cada vez mayores.