El primer ministro chino, Wen Jiabao presenció ayer el lanzamiento de la nave experimental Tiangong-1, que inica el proyecto del país asiático para tener su propia estación espacial tripulada. El cohete partió a las 21:16 horas (13:16 en la península) desde una plataforma situada en Jiuquan, en el desierto de Gobi.
El programa del gobierno chino tiene previsto que el Tiangong-1 se acople a la nave Shenzhou-8 entre finales de octubre y principios de noviembre. Una vez llegado el 2012 están previstos otros dos acoplamientos, con las naves Shenzhou-9 y Shenzhou-10. Esta última unión será de gran importancia, no solo por ser la última, sino porque se espera que incluya en la tripulación a la primera mujer astronauta de China.
El lanzamiento de la nave no hace más que reafirmar el creciente poder del gigante asiático, tanto en materia económica como en innovación y tecnología. Esta buena situación china coincide, además, con un momento de restricciones presupuestarias y cambios de prioridades del programa espacial tripulado estadounidense.
En los próximos días, las autoridades de los principales paises del mundo y, por supuesto, las de China se mantendrán muy pendientes del viaje del Tiangong-1, cuya misión marca un importante hito en la historia de la carrera espacial internacional.
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